Rober sufre un ataque de celos por la relación de Alicia con Sergio y mantienen una agria discusión.
Sin embargo, no tarda en arrepentirse y para reconciliarse con su compañera le da una pista clave para seguir investigando el caso del accidente de su madre.
Más tarde, Ocaña vive un tenso careo con Martínez. Svetlana, a través del cristal de la sala de interrogatorios, es testigo de ello.
El matrimonio de Miralles no pasa por su mejor momento después de que haya vuelto a ver a Antonio con Ibarra.
Segura de que su marido la engaña, se centra en apoyar a Olga, que no se atreve a salir de casa tras el intento de agresión sexual.
La inspectora jefe promete hacer justicia y ofrece una rueda de prensa para tranquilizar al vecindario.
Quintero, que acaba de inaugurar un centro cívico en el barrio, obliga a Marcelino a trabajar para él al margen de la ley: “Debes ayudarme a evadir impuestos”. Ajena a esto, María defiende al empresario de los ataques de Elías.
Sin tardar, Miralles detiene a Eugenio y, tras someterlo a un duro interrogatorio, acaba comprobando que su coartada en la noche del ataque a la primera víctima es falsa.
Rober, por su parte, anima a Jairo a buscar un empleo y, gracias a la intervención de María, consigue que Quintero le dé una oportunidad en su empresa.
Peor le van las cosas a Paty ya que no termina de encajar en el gimnasio y, además, está siendo chantajeada por su exnovio.
Desesperada, busca la manera de conseguir dinero y aunque trata de mantenerlo en secreto, Max se entera y pone en marcha un arriesgado plan para ayudarla.
Gracias a las cámaras situadas en un polígono, Alicia, que cada vez está más cercana a Rober, obtiene unas imágenes de Martínez en la noche del accidente de su madre. Miralles conoce por fin la investigación que lleva su pupila a escondidas y la regaña.
De regreso a casa, decide encarar a su marido para averiguar qué relación tiene con Montse y se queda sin palabras cuando Antonio le revela que Ibarra sufre una terrible enfermedad.