En el velatorio de la Montenegro, Saúl y Julieta intentan que Raimundo abra el ataúd, pero este se niega en redondo.
“¿Qué haces aquí?”, preguntan al joven, con rostro apesadumbrado tras la situación, recién llegado de Cuba.
Por su parte, Isaac es incapaz de acostarse con Antolina en su noche de bodas, pues sus pensamientos son para Elsa. “Estoy cansado”, miente a su mujer.
A la mañana siguiente, ella busca de nuevo despertar la pasión de su amado, sin éxito. Contrariada, la doncella decide irse de viaje, lo que resulta un alivio para el recién casado, que aprovechará su ausencia para ir a visitar a don Amancio, convaleciente tras el accidente.
Tras los últimos acontecimientos,
Fernando descarga su nerviosismo
escribiendo de manera
compulsiva. De improviso, aparece
Gonzalo y comienzan un
duro cruce de palabras.
“Quiero
dinero”, asegura este al llegar.
Mesía, en su locura, solo se dirige
a María, como si estuviese allí,
y jura que no cejará en su empeño
de conseguir que vuelva a ser
suya.
También Carmelo se presenta
a saldar cuentas y, entonces,
proponen que la escuela del
pueblo lleve el nombre de la fallecida
“a cambio de diez becas”.
Ni él ni nadie ve claro el asunto
y la idea es rechazada.
Antolina trata de sonsacar a Melitón el motivo por el que don Amancio tenía tanta prisa en llegar al enlace de Isaac.Elsa, con la misma intriga, cree conocerlo: “Quería darme unos documentos”. Con esa premisa en la cabeza, revisa su equipaje y se hace con unos sobres dirigidos a Jesús.
Afortunadamente, también logra llegar a tiempo para que su padre le cuente lo que ha descubierto. “Esa mujer estuvo con tu hermano. Ten cuidado. Estás en peligro”, le
advierte.
Ajena a esto, la doncella accede también a la habitación y
acaba con la vida de don Amancio. “Sabes demasiado”, susurra bajito antes de irse sin ser vista.
Una vez que se ha quitado de en medio a don Amancio, Antolina va a por Elsa y la localiza leyendo cartas cerca del río.
Cobarde y por la espalda, la ataca con un palo, tira los papeles al río y arrastra su cuerpo al agua, creyendo que está muerta. No es así y la joven logra sobrevivir.
Mientras, en la casa de comidas, se produce un gran alboroto al escuchar, por fin, la radio. La decepción será mayor pues se trata de Radio Valverde.