Pero su actuación por libre lleva a que tanto el tabernero como su amigo Benito acaben la noche en comisaría.
“Es injusto. Solo queríamos ayudar”, intentan defenderse torpemente cuando llegan a casa tras salir del cuartelillo.
Un día más, se ausenta de la redacción con falsas excusas. El dibujante está agobiado pues está colaborando con el semanario Rojo y Negro sin que nadie lo sepa.
Sin atender a los consejos, Durán intenta recuperar la confianza de Marta siendo sincero. Primero, le cuenta la verdadera relación que hay entre Ortega y Osuna y, después, aborda el tema de Raquel. “Estuve con ella, pero fue un error”, dice esperando su perdón.
Sin embargo, Novoa se siente traicionada y decide romper la relación: “Se acabó para siempre. Necesito estar sola”.
Esa noche, la joven se prepara para volver a triunfar en el King’s con los secretos de maquillaje de Charo.
La joven se vuelve a subir al escenario, retando a la suerte, vestida con un mono amarillo. Su voz encandila a todos los presentes en el club.
Al terminar, desata los aplausos de amigos y clientes que se rinden ante la voz de la hija de Guevera.
Al ver el éxito, Charo propone a su padre representarla: “Es una niña con mucho talento. Solo necesita que alguien la acompañe en el camino”.
Al regresar a casa, Matilde no puede creer lo que ve: Ortega ha preparado una cena romántica, que ella acepta para no afectar a su salud.
Sin embargo, una noticia pondrá fin a la velada de forma inmediata, ya que gracias a Javier, Julián ha salido de la cárcel.
Su ausencia está afectando al ritmo de la redacción y Tuñón amenaza con retirar su inversión.
Como su estrategia le ha salido al revés de lo esperado, Durán culpa a Raquel de su situación: “Déjate de excusas. Viniste con la única intención de arruinarme la vida y que Marta me dejase”.
Por fin, Luisita se instala en Madrid surgiendo una gran amistad con los jóvenes del barrio. La recién llegada se siente desencajada, pues los últimos años los ha pasado en una comuna hippy, aunque pronto encontrará su hueco ayudando a Ignacio con el carné de conducir.
La presión puede con Ortega, que termina el día en el hospital. “Es conveniente que esté en observación”, explica el médico a su familia.
Esto hace que Matilde y Azevedo puedan pasar su primera noche juntos, aunque nada sale como esperaban.
Una semana después, la filóloga confiesa a su marido que mantiene una doble vida: “Tú lo sospechabas antes del accidente. Tampoco estoy descubriéndote nada nuevo”. Al contrario de lo que podía esperarse, el director les deja vía libre: “Me retiro. No voy a poner ningún impedimento a vuestro amor”.
Justo después, Javier comenta a su padre que él fue el responsable de que encerraran a Azevedo e insiste en hacerle ver su carácter agresivo: “Eras capaz de todo para lograr tus objetivos”.
“Tienes que conseguir que vuelva. Mañana lo quiero aquí”, ordena Marta que, tras su fracaso amoroso, ha decidido tomar las riendas de su vida, tanto personal como profesional.
Por miedo al rechazo, Ignacio se niega a admitir que está perdidamente enamorado de María. “De verdad que no me gusta. Solo somos amigos”, insiste a Laura que está ayudándolo a sacarse el carné de conducir.
Como siempre, Rodrigo Tuñón trata de sacar partido y se ofrece a intermediar en la liberación de Azevedo a cambio de que Javier deje de colaborar con el libro Las huellas del fascismo. “Es una vergüenza y no voy a permitir que vea la luz”, asegura.
Mientras, el dibujante sigue obsesionado con su sueldo y, a la vez, ayuda a Durán en sus crisis: “Aunque Marta insista, jamás reconozcas que te acostaste con Raquel”.
Por su parte, Vicky cree que su amigo debe centrarse en su situación sentimental y dejar, por el momento, aparcada su venganza a Ortega: “Ahora es un hombre indefenso”.