Úrsula aguanta todo lo que puede e intenta acusar a Samuel de farsante, pero su padre la ignora y, en un arrebato de cólera, la abofetea.
Todo el barrio queda conmocionado cuando ve salir a la matriarca con la camisa de fuerza, y más al descubrir que Blanca ha ido a despedirse de la mujer que le ha hecho la vida imposible con Moisés en brazos.
“Hemos decidido irnos a vivir lejos de aquí, a Huelva, para empezar una nueva vida”, comentan a los vecinos, deseosos de saber lo que ha sucedido en la familia Alday.
La pareja también propone a Samuel que los acompañe, pero él tiene otros planes, y también para su hijo. “Me vengaré de ellos”, le comenta a Úrsula cuando la visita en la clínica.
Más tarde, los Alday dividen la fortuna familiar antes de su partida y Lucía, que ha regresado de Salamanca, les organiza una cena de despedida, a la que también acude Samuel, que no se muestra muy feliz. En su mente solo hay
una idea fija: secuestrar al pequeño Moisés y huir de Acacias.
Por su parte, Flora e Íñigo se preparan para reabrir la chocolatería, aunque Ramón hace una generosa oferta para comprarla, que Íñigo rechaza. “Retomaremos el negocio”, asegura a su hermana.
Al fin, Felipe accede a defender al Peña, después de que Trini y su marido lo convenzan. El abogado comienza a trabajar con firmeza en su defensa, ya que el juicio se celebrará en pocos días.
“No tengo nada claro que vayamos a ganar”, comenta a Flora. La mujer, cada vez enamorada, visita al inculpado en la cárcel y se declaran su amor.
Por su lado, el doctor Taronjí habla con Arturo de la intervención a la que podría someterse después de haber perdido la visión. “No va a ser fácil convencerlo”, comenta Silvia a Felipe.
Sin embargo, el coronel, después de pensárselo mucho, considera que es la única solución a su problema y accede a ponerse en manos del médico. Su novia fija al fin una fecha con el cirujano. “Tiene que operarlo cuanto antes”, le inquiere.
Susana decide también enterrar el hacha de guerra y visita al coronel antes de su ingreso. La mujer lleva en el bolso una carta de su hija Elvira, que le lee con cariño.
El día de la operación, la pareja está muy nerviosa, sobre todo Arturo, que ha empezado a dudar sobre los resultados. Por desgracia, las cosas se complican y surgen dudas sobre si el militar perderá la vista para siempre o si se recuperará en el futuro.
Tras su regreso a Acacias, Lucía vuelve a poner sus ojos en Samuel, que está muy distraído evitando que descubran sus planes y falsedades.
En otra parte del barrio, Servando se entera de que el ejército va a probar en breve un potente cañón y el miedo lo atenaza. Tanto es así que, por temor a que le alcance, se dispone a montar un búnker en la portería.
Fabiana y Casilda le pillan enseguida. Después de haber descubierto por Trini el engaño de Antoñito, Ramón se enfada mucho con él y le ordena trabajar de forma inmediata para las cafeteras.